Detrás de esa emoción que nos provoca desear aquello que el otro tiene y yo no, se ubica la envidia.

Con esta emoción también viene una carga en el inconsciente que es provocada por la frustración:

  • Hacia aquello que considero no lograr por mí mismo
  • Por esa persona que consiguió aquello antes que yo
  • Porque no considero que esa persona merezca aquello que yo creo merecer

De modo que una persona “frustrada” hacia su vida, será aquella que sentirá envidia.

¿Por qué siento envidia?

Estás buscando aceptación, te has preguntado el por qué quieres encajar allí, porque no, mejor trabajar para alcanzar aquello que has deseado y dejar ir tus frustraciones.

Al sentir envidia te invade un sentimiento de desvalorización, entonces tendrás que detenerte y hacer una instrospección hacia ti mismo.

Cuando nuestra autoestima es baja, no nos sentimos capaces de conseguir lo que queremos y constantemente sentimos insatisfacción hacia lo que somos.

En nuestro lenguaje llegamos a normalizar el sentir menosprecio, inclusive entre nuestros dichos está el decir siento “envidia de la buena”, pero no nos equivoquemos, la envidia nunca puede ser buena.

Nos bloquea emocionalmente, nos minimiza y hasta llega a hacernos sentir ofendidos por no tener aquello que creemos merecer.

Desde el punto que lo veamos la desvalorización solo nos desgasta, en ningún momento funciona como un impulso para nosotros.

Superando mi frustración

El primer paso para vencer la envidia que sientes hacia los demás está en reconocer quién eres, cambia esa frustración por admiración.

Es decir si envidias aquello que crees no poder tener, mejor pregúntate, qué sí está en tus manos realizar para lograrlo.

Puedes comenzar por pequeñas metas, reconócete tus logros, deja ir la queja y agradece aquello que hoy sí tienes.

Observa aquellas actitudes positivas que han llevado a la persona al lugar en el que está, considera el qué podrías realizar tú para estar allí.

Un paso para superar la envidia es el comenzar a regocijarte genuinamente por los logros de las y los demás, puedes empezar con los de tus amigos y familiares.

Ve más allá de tus intereses y comienza por ver también los de los demás.

Cambia la envidia por la admiración

Generalmente alguien que creció siendo constantemente comparado ha gestado en sí mismo un menosprecio constante hacia su yo.

Es tiempo de que reflexiones sobre todas aquellas sensaciones que te ha causado el envidiar a otros, al final el mayor daño que estás haciendo, es el menosprecio a ti mismo.

Sin duda no podrás modificar la envidia por admiración hacia los otros si no comienzas por reconocer tus capacidades y actitud para aprender.

Es necesario que te sientas como una persona capaz de llegar a cumplir con las metas que te has propuesto y que te fijes metas alcanzables.

En definitiva, si no nos gusta aquello de nosotros y queremos modificarlo inspirados por aquellas personas que nos causan admiración la perspectiva será diferente, entonces, no veremos a la persona como un reto, sino como una inspiración de impulso hacia el crecimiento.

Recuerda que solo tú puedes hacer ese cambio, nunca es tarde para dar el primer paso, cambia tu mente, cambia tu vida.

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