Terminar una relación siempre es complicado. Pocas veces se llega a un fin tranquilo y pacífico, que deje en calma a ambas partes. Además, las relaciones que terminan antes de los 25 años de edad suelen ser las más dolorosas, pues es la etapa de la vida en donde liberamos la mayor cantidad de dopamina, además de que nuestra corteza prefrontal no se encuentra desarrollada del todo. Por esta razón, estas relaciones son las que más marcan nuestra vida y nuestros patrones conductuales en el futuro.

¿Cómo suele ser el desamor en estas etapas?

Usualmente actuamos con poca lógica, nos negamos a actuar con la cabeza, buscamos soluciones inmediatas que generen un placer instantáneo; solemos ser egoístas y tomamos decisiones poco pensadas. Y es totalmente entendible: a esa edad creamos vínculos amorosos tan intensos que creemos durarán para siempre. Sin embargo, es bueno saber que el 70% de nuestras relaciones serán transitorias y que el enamoramiento tiene caducidad: en promedio dura entre 3 y 4 años.

Vamos a entender un poco más las rupturas amorosas: existen 3 factores fundamentales que entran en juego cuando terminamos una relación:

  1. Biológicos
  2. Psicológicos
  3. Sociales

Todos estos factores se combinan y comúnmente logran que cometamos los siguientes errores en una separación:

  1. No aceptar la magnitud de la pérdida que acabamos de tener.
  2. Idealizar el pasado, deseando volver a vivir la experiencia amorosa.
  3. Buscar mantener los vínculos con la persona, aunque sea en una amistad.
  4. Sentir ganas de vengarse, de “regresarle” ese gran dolor que nos han causado.

Pongamos un ejemplo: cuando quien era nuestra pareja hasta ese entonces, nos suelta un “¡ya no te quiero!”, una mezcla de emociones emerge de los lugares más recónditos de nuestro sistema límbico, la zona del cerebro que es irreflexiva, emotiva y poco congruente. Inmediatamente sentimos desamparo, tristeza y desolación, además de una gran tristeza y vulnerabilidad. ¿Qué solemos hacer automáticamente? Responder con lo primero que se nos venga a la cabeza: comentarios irracionales que buscan protegernos de alguna manera, disminuyendo el dolor. Todo esto sucede de manera veloz y automática: en 300 milisegundos el cerebro entiende el mensaje de la otra persona. 600 milisegundos después, el cuerpo está en una guerra interna entre huir o luchar, liberando cortisol, noradrenalina, vasopresina y linfocinas, dejando completamente de lado a la serotonina y oxitocina. ¿Qué genera todo esto? Una avalancha de procesos neuroquímicos que llevan a pensamientos repetitivos, tristes y estresantes.

Lo cierto es, sin embargo, que según el sexo de la persona es el tiempo que le costará recuperarse de una relación: si eres mujer, te tomará en promedio 3 meses. Si eres hombre, el promedio ronda entre los 28 días.

¿Por qué sentimos que nos han roto el corazón?

El dolor en el pecho que puedes llegar a sentir es real, se desarrolla y se fortalece en el cerebro, en el Giro del Cíngulo, que es el encargado de procesar el dolor corporal, las emociones y la proyección social. Es la parte del cerebro que más libera serotonina por lo que, cuando vives el desamor, esta parte de tu cuerpo es la encargada de hacer más difícil la experiencia y causando recuerdos difíciles de superar.

Nuestro cuerpo reacciona en conjunto: la presión arterial y la frecuencia cardiaca aumentan, la respiración se hace profunda y buscamos inconscientemente aumentar la oxigenación cerebral y muscular. Los niveles de glucosa en la sangre aumentan, provocando estados de activación neuronal (lo que causa que no puedas dormir o pierdas el apetito).

Es una paradoja: el cerebro busca limitar la sensación caótica. Nos genera tristeza y nos hace llorar para calmar y desensibilizar la situación. Al llorar constantemente generamos cansancio lo que genera que disminuya la frecuencia del llanto con el paso del tiempo, logrando mejorar anímicamente.

¿Sabías que todo esto pasaba en tu cerebro al terminar una relación? Probablemente ahora entiendas varias situaciones por las que pasaste hace algunos años… o por las que estás pasando ahora. Todo es un proceso químico en el cerebro y él siempre busca que estemos tranquilos y que sanemos lo más pronto posible. Probablemente no entendamos bien los procesos del desamor en un principio, pero, investigando y aprendiendo, llegamos a la conclusión de que éste siempre busca la sanación, en todo momento.

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