Que tus heridas no sangren a los que amas

Todos tenemos heridas y eso es bien sabido. Sin embargo, es común llegar a pensar que nuestro dolor es más importante, en comparación con el de los demás.

¡Estamos tan metidos en nosotros mismos que nos olvidamos de que todos los tienen! Hay que saber hacernos responsables de nuestras heridas sin afectar a los demás.

Que tus heridas no sangre a los que amas

¿Cómo saber si tus heridas te gobiernan e impiden tu trato correcto con la sociedad? Primero, sueles realizar actos que están fuera de dimensión, requieren aprobación constantemente, sientes una falta de pertenencia, estás siempre a la defensiva y tomas todo lo que te dicen de manera personal.

Además, de que sueles tener estados de ánimo muy dispares, manejando desde la culpa.

Si te pasa esto, tranquilo/a. Son actos propios de las heridas emocionales. Éstas suelen ser experiencias dramáticas inesperadas, dolorosas y sufridas en soledad.

¡Nos perdemos por completo!, nos sentimos poco merecedores, avergonzados, dejamos de vivir en el aquí y en el ahora: estamos tan enfocados en el pasado que nos olvidamos de vivir… solemos ver todo como una amenaza.

¿Cómo sanar entonces?

Hay dos maneras: en fondo y forma.

La primera se centrará en desahogar el dolor, reconectando con el cuerpo y las necesidades.

Regresemos al presente, al aquí y ahora. Sobretodo: déjate sentir y vive tus emociones, permítete ser vulnerable.

En la segunda manera nos encargaremos de conocer los hábitos defensivos que tenemos: ¿cómo actuamos desde el dolor?

¡Conócete! Esto te ayudará a generar nuevos hábitos saludables, observando lo que sí hay en tu vida y de lo que puedes estar agradecido. Aprende a ser flexible, ejercita la atención.

¡Todas las heridas pueden sanar! solo tenemos que encontrar las herramientas correctas.

Recuerda entonces: no permitas que tus heridas sangren a los demás

TODOS Y TODAS las tenemos, recuérdalo.

Tenemos que ser conscientes, querer cambiar de verdad y buscar las herramientas que nos lleven por el mejor camino, encontrando una nueva versión de nosotros mismos. ¡Cambia tu mente, cambia tu vida!

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